“La lucha se gana
luchando”, dice una certera consigna nuestramericana. Es así nomás, y para
muestra irrebatible allí está la fuerza que día a día se fue imprimiendo en
cada paso de la Marcha Campesina Admirable. Esa iniciativa que desde Portuguesa
avanzó hacia Caracas, con el objetivo de poder exponerle al presidente Nicolás
Maduro todas sus reivindicaciones.
No sólo lograron
lo que se habían propuesto, sino que en la entrevista (transmitida en cadena
para toda Venezuela) Maduro los convocó a realizar una profunda “revolución en
el campo” y ordenó revisar y regresar todas las tierras que el comandante Hugo
Chávez otorgó a los campesinos”. “De forma inmediata”, dijo con voz de mando, y
agregó: “Nadie debe desobedecer esta orden”. Pero hubo más: por ejemplo
convocar a un Congreso campesino y además atender con toda seriedad las
denuncias por el accionar del sicariato al servicio de los latifundistas, que
tantas muerte han causado.
Indudablemente se
consiguió una doble victoria: la del campesinado que “a pata” recorrió 400
kilómetros y no se vuelve con las manos vacías ni tampoco fueron reprimidos
como tan asiduamente ocurría en la Cuarta República, y la del Gobierno y su máxima
jefatura que tuvo la flexibilidad suficiente para en momentos difíciles, de
guerra económica, sabotaje eléctrico y provocación imperialista, poner el oído
y todo el cuerpo en atender la voz del pueblo. “Así es que se gobierna”, se
coreó de inmediato y la alegría se dibujó en los curtidos rostros de los
presentes.
Se sabe que son
gente sufridas los hombres y mujeres que componen los consejos campesinos y los
fundos que, es bueno recordarlo, proveen el 70 por ciento de los alimentos que
se consumen en todo el territorio. Sin embargo, a pesar de haber sido muchos de
ellos los beneficiarios de la política agraria encarada por el Comandante Hugo
Chávez, ahora se vieron obligados a denunciar con toda certeza de que por culpa
de funcionarios retardatarios y no pocos burócratas y corruptos se vienen
produciendo retrocesos injustificables. Sobre todo, porque en esos colectivos
del campo, anida la conciencia revolucionaria, y la respuesta desde abajo y a
la izquierda hace inevitable caldear la lucha de clases.
Podrá clasificarse
a esos protagonistas de practicar un chavismo crítico que a veces pone en
guardia a quienes no hacen desde sus cargos lo que exigen las circunstancias,
pero jamás de ponerle piedras a la Revolución y mucho menos a sus máximos
referentes. Esos, precisamente que no por casualidad los recibieron con todos
los honores y les dieron la razón públicamente.
Pero hay otro
fenómeno muy positivo que surgió a propósito de esta admirada marcha, y es que
en cada sitio por donde la misma transcurrió se fueron sumando apoyos y también
nuevas demandas. “Nos dimos cuenta que mucha gente nos confiaba sus necesidades
y lo hacían desde su convicción de chavistas dispuestos a restearse por este
proceso”, comentó uno de los dirigentes campesinos. Es lógico que así sucediera,
ya que ellos, casi sin proponérselo, se convirtieron en vanguardia para mover
la estantería del cuerpo revolucionario, no a partir de quejarse buscando una
salida asistencialista (tan en boga en otros países) sino desde la exigencia de
sentirse militantes del legado de Hugo Chávez. Por eso, en todo momento
apuntaron a hablar con quienes sienten sus pares a nivel ideológico a sabiendas
que no les podían fallar. Lo hicieron primero con Diosdado y finalmente con
Nicolás. Se sintieron en familia, discursearon con la fuerza que da el saberse
estar en lo cierto en sus demandas. Impresionaron a propios y extraños por su
lenguaje de fuerte formación política y social, y al final del encuentro se
dieron cuenta que había valido la pena todo el sacrificio físico invertido en
tan larga caminata. También percibieron que estaban en lo cierto cuando
decidieron lanzarse a la carretera, y lo hicieron a pesar de que fueron
ninguneados por casi todos los medios de incomunicación, por encima de aquellos
que desde sus púlpitos de obsecuencia predicaban que “esa marcha” le iba a
hacer mal a la Revolución, y a contracorriente de los cultores del discurso
políticamente “correcto”.
Ahora, más allá de
las contradicciones que hay en todos los procesos revolucionarios, se trata de
que este doble triunfo sea el comienzo de una nueva etapa que permita “meterle
pata” a la caminata que ayude a profundizar la Revolución. Con los campesinos,
con los obreros, con las comunas, como pedía Chávez y quiere Maduro. También
con quienes están dispuestos a dar la vida para que este necesario escenario
bolivariano siga iluminando a los que luchan dentro y fuera de Venezuela.
Este
artículo fue publicado en Resumen Latinoamericano >> www.resumenlatinoamericano.org/2018/08/02/venezuela-la-doble-victoria-de-la-marcha-campesina-por-carlos-aznarez/
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