Bienvenidos. Aquí escribo sobre el campo, la agricultura y la producción

  • Producir en Venezuela

    En Venezuela es necesario aumentar la capacidad productiva para hacer frente a la guerra económica que, de alguna u otra manera, ha hecho mella en el bolsillo del común.

  • Producción de berenjena

    Una manera rápida y sencilla de producir, desde la comodidad del hogar, berenjenas.

  • ¿Trabajar en colectivo? ¡SÍ!

    Mis padres, a quienes amo mucho, me enseñaron a compartir con el prójimo lo que tengamos, ya que a su manera de ver si uno da sin esperar nada a cambio, Dios te bendice.

viernes, 24 de agosto de 2018

¿Trabajar en colectivo? ¡SÍ!



Enseñanza

Mis padres, a quienes amo mucho, me enseñaron a compartir con el prójimo lo que tengamos, ya que a su manera de ver si uno da sin esperar nada a cambio, Dios te bendice.

Preocupación

El día martes, en casa de mi vieja, no había aceite para freír unos pescados que el día anterior habíamos sacado del río. Estaban las verduras pero nada más. Ya iban a ser las cinco de la tarde y los niños (ese día recibimos la visita de los sobrinos) estaban un poco inquietos ya que querían comer pescado frito y no asado. Como padre que soy me mortifiqué, y aunque busqué para comprar el aceite, oye, estaba muy caro y no me daba lo poquito que tenía para comprarlo.

Me detuve a pensar un momento para buscar la solución sin embargo no me daba la cabeza para pensar, pues entre la preocupación y las ganas de comer se me iba todo el pensamiento.

Los vecinos

Un vecino, llamado Junior, al ver mi cara de intranquilo me preguntó por qué estaba así. Le comenté pues lo que me estaba pasando. Me dijo, en tono sonriente, “tú sí eres pendejo, en mi casa tengo aceite, ya te traigo un poquito para que los frías”.
Si les soy sincero no soy persona a la que le guste pedir. Lo hago cuando estoy en una necesidad terrible y he agotado todas las posibles soluciones. Prefiero ganarme las cosas con mi trabajo y esfuerzo.

En fin, cuando Junior venía con el aceite, otro vecino llamado Pedro, se acercó a donde estábamos. “¿Qué van a  hacer que no de invitan? Díganme y hacemos una baquita para cenar todos vale, en mi casa lo que tengo es harina pero no tengo mojado para comerme las arepitas”. Efectivamente, esa noche todos pusimos un poquito de cada cosa y se hizo la cena. Comimos en la casa, comieron los vecinos y quedó comida para el otro día.

La cena

Lo que empezó como una preocupación culminó en bendición. Se pensó cenar pescado asado con verduras, y terminamos comiendo arepa, ensalada, jugo, plátano frito, casabe y frutas.  Todos los que colaboramos para que se hiciera la comida trabajamos de manera colectiva. Cada uno a su manera ayudó o puso algo, poquito o mucho, pero lo hizo.

¿Compartir?

La guerra económica ha afectado el poder adquisitivo de todos, a mí me ha pegado bastante sin embargo hemos podido salir adelante ya que desde hace algunos años venía, junto a mi mamá, trabajando el campo lo que nos han permitido paliar algunas necesidades, pero lo más bonito de todo es to es que nosotros no somos los únicos beneficiados, no. Los vecinos también. Cada vez que traemos yuca, plátanos, ocumo, ñame u otro tipo de rubro lo compartimos. No es que sea mucho, sin embargo alcanza para que todos comamos.

La vida, y así lo considero, se ha encargado de que así como nosotros compartimos lo poquito que tenemos, otras personas también compartan con nosotros lo que ellos tienen. No es lo mismo comerse un ocumo seco que acompañado por lo menos con un poquito de pescado y aguacate, ¿Verdad? Debemos regresar a esos tiempos de solidaridad, de hermandad, de verdadera camaradería.
Comparte, la vida te repara lo que des.


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¡Dios los bendiga!

Volvamos al campo, donde se cultiva la vida

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sábado, 18 de agosto de 2018

Visitando la Unidad Socio Productiva en el Centro Penitenciario de Oriente (La Pica)




¿Cómo surgió la idea?

Desde hace unos meses tenía la inquietud de ir al Centro Penitenciario de Oriente (CPO) pues me habían contado que allí, los reclusos están activos con el Plan de Siembra. Pensé que era mentira. Hice contacto con una persona que me sirvió de puente para lograr el objetivo: mostrar al mundo que los internados incluso están produciendo. No fue fácil ir hasta allá, pues lo que uno escucha en la calle es que las cárceles son muerte y desolación, que las personas que están allí encerradas no tienen vida y que no “sirven para nada”. No lo pensé así. Soy de las personas que cree en el ser humano y en las segundas y terceras oportunidades porque no soy quien para juzgar a los demás, y debido a eso asumí el reto de visitar el CPO, y sabía que entre tanta oscuridad iba a encontrar un ápice de luz. ¿Y qué creen? ¡LO ENCONTRÉ! Se llama “El Jardín de Cristo”.

La visita

Llegó la oportunidad de visitar la Unidad Socio Productiva “El Jardín de Cristo” ubicada en el Centro Penitenciario de Oriente (CPO), conocido como La Pica, donde pude observar de primera mano cómo los privados de libertad vienen desarrollando, de manera sostenible y sustentable, la siembra de diferentes rubros para el consumo interno del penal. Me quedé atónito, y soy muy sincero al escribir estas líneas, porque jamás imaginé que estuvieran tan avanzados con lo poco que tienen.


El encargado de esa Unidad Socio Productiva, Cristian Mota, quien es uno los tantos reclusos del CPO, me explicó que ellos, desde el año 2015, se pusieron “manos a la obra” porque les pareció “muy bonita” esa labor de cultivar la tierra, aparte de que podían disminuir el tiempo de ocio e implementarlo en algo productivo. Cabe destacar que Cristian es Técnico Superior Universitario en Gestión Ambiental, graduado de la Universidad Bolivariana de Venezuela, pero que por circunstancias de la vida se equivocó, como todos alguna vez lo hemos hecho, solo que él está pagando esa equivocación en una cárcel. “Yo sé que me equivoqué, pero eso no me hace menos que nadie, Zaid, aquí he aprendido cosas que en la calle jamás me hubieran pasado por la cabeza. Mira lo que hemos hecho, fíjate lo que estamos cultivando. ¿Tú crees que en la calle hubiera hecho esto? ¡Jamás!”.

“Lo que tú ves aquí, hace algunos años, era un foco de contaminación, monte y culebra, sin embargo le doy gracias a Dios que nos ha dado la fuerza para levantar esto que observas. Ojo, no estoy solo, aquí participan alrededor de 15 personas (todos privados de libertad), en horario rotativo, además la población penal también se suma, eso sí, por iniciativa propia, aquí no se obliga a trabajar a nadie, porque cuando obligas a alguien a hacer una cosa, no lo hacen con amor, sino de mala gana”. De esta manera el privado de libertad Cristian Mota, empieza a  ofrecerme detalles del Plan de Siembra que ellos vienen desarrollando en el Centro Penitenciario de Oriente.

Cosecha

“En abril de este año se recogieron alrededor de 30 mil mazorcas que sirvieron para la alimentación de mis compañeros privados de libertad, además de nuestros familiares”. Le dije que me diera un aproximando, en kilogramos, la cantidad de rubros que han cosechado. “Fíjate mi pana, no te puedo decir con exactitud lo que hemos agarrado aquí, pero a vuelo de pájaro te puedo indicar lo siguiente: hemos cosechado más de 900 kilos de yuca; 80 kilos de berenjena; 300 kilos de ají; 200 kilos de frijol y 6 kilos de arroz”. Ellos también tienen cultivadas plantas que sirven para aderezar las comidas: espinaca, culantro y ajo cubano, así como también plantas frutales: limón, guayaba, mango, y por último, pero no menos importante pude ver algunas plantas medicinales entre las que se encuentran citronera, libertadora y atamel.




Cabe destacar que la Unidad Socio Productiva “El Jardín de Cristo” no solo viene desarrollando un Plan de Siembra, ellos también crían animales. Tiene patos, gallinas, morrocoyes, cochinos (tienen 16 cochinas), y alrededor de 17 cabezas de ganado.

“Tira la vista hacia allá, mano, ¿Ves ese ganado? Nosotros lo criamos con esfuerzo propio, nadie nos tiende la mano para comprarles el alimento, todo sale del esfuerzo propio, además del pasto que consumen”. Efectivamente, pude darme cuenta de que ellos son los que están dando el todo por el todo para que nada les falte.



Entre las maravillas, valga la expresión, que pude mirar ese día, fueron dos lagunas para la cría de peces. Pregunté si alguien los había apoyado para llevar a cabo esa obra, porque es una obra, y se echó a reír. “Todo lo que ves lo hicimos nosotros sin ayuda de nadie. Esas lagunas las abrimos a fuerza de pico y pala, además de una retroexcavadoras que se alquiló; nos hace falta son los alevines, los pescados. Hace cinco (5) meses vino Instituto Socialista de la Pesca y Acuicultura, (Insopesca), levantó un informe para prestarnos la ayuda necesaria y se quedó solo en eso, en palabras. Nunca nos dieron respuesta ni apoyo para conseguir las crías de los peces.”

Reclamo con arrechera

Aquí me detengo para hacer una crítica muy fuerte a Insopesca. Nosotros los revolucionarios de verdad, cuando empeñamos la palabra es para cumplirla, no para vacilar al pueblo, coño, no se comprometan a hacer algo y después salgan con las patas quebradas, eso se ve feo vale, además de que le hace daño a la revolución y al organismo donde trabajan.

Seguir trabajando

“Tenemos las ganas para seguir adelante; me imagino todo esto sembrado, cultivado, lleno de plantas frutales y de rubros que sirvan incluso para que la comunidad que está afuera (del penal) se beneficie. Que sea un legado pues, que continúe en el tiempo, incluso cuando ninguno de los que estamos hoy aquí, ya no andemos por aquí. Pero no es fácil ya que para que la Unidad Socio Productiva se mantenga, necesitamos implementos desde palas, azadón, escardillas, rastrillos, así como también semillas y abonos para las plantas. Te puedes dar cuenta de las matas de plátanos, ¡Están amarillas por falta de urea! ¿Quién nos tiende la mano?”, me pregunta Cristian.

El astro rey ya daba señales de querer ocultarse cuando observé que algunos reclusos llegaron con unos palos enormes y piedras. Le pregunté qué iban a hacer con eso. Uno de ellos me respondió: “vamos a armar una cerca para que el ganado que aquí tenemos se mantenga en un mismo sitio y no se pasen para el otro lado”. Me pareció interesante que trabajaran a cualquier hora y con ahínco para lograr la meta de esa tarde: sembrar los palos que servirían como base para el cercado.

Los cantantes

Me dirigí, cámara en mano, a donde estaban otros reclusos cocinando. Ellos, al verme, empezaron a “improvisar” con un mensaje de reflexión para la juventud. Me quedé impresionado pues el talento que tienen es muy bueno, pero se está desperdiciando en una cárcel. “Antes de caer aquí, cantaba en la calle, y no me tenían vida, era yo”, me dijo uno de ellos. Efectivamente, poseen el don de la improvisación.


Agradecimientos

Cristian, en nombre de todos los reclusos también quiso agradecer a quienes los han apoyado. “Queremos agradecer a Gabriel, líder positivo del penal que nos ha ayudado y que ha creído en nosotros; con el corazón en la mano también queremos agradecer a la señora Ana Rodríguez Mayorga, quien es una mujer guerrera que ha hecho más que muchos de los políticos que nos visitan aquí. Te puedo decir  que también hemos contado con el apoyo de la Dirección de Comunicación del estado (Monagas), del INEA, Foncredemo, Aguas de Monagas, y por supuesto de la gobernadora Yelitza Santaella, pero necesitamos más apoyo. Queremos pintar la cancha del penal y no tenemos los materiales para hacerlo, nos urge el apoyo de cualquier organismo regional o nacional para llevar a cabo eso. Si un recluso hace deportes mata el ocio, lo que se traduce en ocupación y menos vicios”.

Finalizando la visita… Una reflexión

Después de hablar de la parte productiva, le pedí a Cristian Mota, que le diera un mensaje de reflexión a todas esas personas que están libres y que dedican su tiempo en hacer lo malo.

“Lo que les puedo decir es que no pierdan ni un segundo de su vida haciendo lo malo. Lo malo nunca trae consigo lo bueno. Pónganse a producir, quieran a su familia, respeten a su semejante, no se metan en problemas ya que estar aquí, encerrado, no es bueno. Uno pierde todo. La vida es una sola, vívanla pero de buena manera. No consuman drogas, no roben; estudien, sean personas de bien; cuídense de las amistades pues te dan sorpresas que te echan a perder la vida”.

Le pregunté qué era lo más que extrañaba. Mencionó dos palabras que resonaron en mi mente y que todavía hoy hacen mella en mi alma: “mi familia; la libertad”.


¿Alguna vez han sentido que la vida le pasa por los ojos en un segundo? Eso sentí yo. No imagino lo que sufre un ser humano estando encerrado, pero debe ser lo peor del mundo, pues estar alejado de la familia y de los seres queridos no es fácil. Yo tengo un hijo que es mi vida y no imagino una vida alejada de él, imaginen ustedes lo que siente una persona detrás de unas rejas perdiéndose la infancia e sus hijos. Eso, sin lugar a dudas me hizo valorar, todavía más, mi libertad, mi familia, ¡Mis padres vale!

Nosotros los seres humanos estamos propensos a cometer errores, algunos más grandes que otros y que se pagan con la cárcel, es por eso que hago un llamado, con el alma en las manos a que no caigamos en provocaciones que nos conlleven a estar en una prisión. Se pierde todo, desde la familia hasta la vida. Sé que hay mucha necesidad y es por eso que siempre hago el llamado a volver la mirada al campo, a aprovechar cualquier espacio para cultivar diferentes rubros para que en un momento en que no tengan nada, pueda comer de lo que han sembrado y no salgan a robar. No desperdiciemos la vida, vivámosla, pero adecuadamente.

Despedida

Así fue la visita que hice a la Unidad Socio Productiva “El Jardín de Cristo” ubicado en el Centro Penitenciario de Oriente. El hombre sí se puede regenerar, sí puede cambiar para bien.

Gracias a Ronal Recardo, camarógrafo, así como también a José Ignacio Piñango y a la señora (le decimos así por cariño) Ana Rodríguez, ambos periodistas y pertenecientes a la  Dirección de Comunicación del estado Monagas, quienes me acompañaron en esta visita.





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¡Dios los bendiga!

Volvamos al campo, donde se cultiva la vida.


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miércoles, 15 de agosto de 2018

¡BIENVENIDOS!


¡BIENVENIDOS!
Les doy la más cordial bienvenida a este espacio que servirá para compartir experiencias, noticias y saberes cotidianos tanto de ustedes como mío. Espero, con el favor de Dios, ir publicando sus experiencias más destacadas en el campo venezolano y lo que están haciendo para que esta patria sea una potencia en materia económica y agrícola.
De nuevo, bienvenidos a este espacio.
@ZaidAlvarez7

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martes, 14 de agosto de 2018

La tierra, Pablo Neruda




La tierra verde se ha entregado
a todo lo amarillo, oro, cosechas,
terrones, hojas, grano,
pero cuando el otoño se levanta
con su estandarte extenso
eres tú la que veo,
es para mi tu cabellera
la que reparte las espigas.

Veo los monumentos
de antigua piedra rota,
pero si toco
la cicatriz de piedra
tu cuerpo me responde,
mis dedos reconocen
de pronto, estremecidos,
tu caliente dulzura.

Entre los héroes paso
recién condecorados
por la tierra y la pólvora
y detrás de ellos, muda,
con tus pequenos pasos,
eres o no eres?

Ayer, cuando sacaron
de raíz, para verlo,
el viejo árbol enano,
te vi salir mirándorne
desde las torturadas
y sedientas raíces.

Y cuando viene el sueño
a extenderme y llevarme
a mi propio silencio
hay un gran viento blanco
que derriba mi sueño
y caen de él las hojas,
caen como cuchillos
sobre mí desangrándome.

Y cada herida tiene
la forma de tu boca.

Pablo Neruda

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Estos son los 5 mejores beneficios del ajo para la salud



El ajo es uno de los remedios medicinales más utilizados. Conocido desde la antigüedad y presente en casi todas las culturas, se alza como algo más que un condimento en la cocina de todo el mundo.

"Los compuestos sulfúricos y sus múltiples fitonutrientes le dieron fama desde épocas muy remotas como 'tratamiento 'espantaenfermedades'. De ahí, por ejemplo, la creencia de que ahuyentaba cualquier epidemia o dolencia", señaló el naturópata Octavio Paz quien además detalla los 5 beneficios que este ingrediente le aporta a la salud:

1.  Previene la gripe y el resfriado
Está demostrado que el ajo es muy efectivo para evitar y combatir los virus y las bacterias por sus enzimas, minerales, vitamina C, propiedades antioxidantes y un componente especial antibacterial, la alicina.
Por ello, no solo actúa como un antibiótico natural, sino también como descongestionante y expectorante. Es precisamente por la alicina por lo que hay que tomar el ajo crudo, porque es un componente muy inestable y pierde sus propiedades beneficiosas a altas temperaturas.

2. Mejora la circulación
El efecto anticoagulante y vasodilatador del ajo, que ayuda a mejorar la circulación, se debe también a la alicina y a la vitamina B. Estos dos componentes hacen que aumente el flujo de sangre y la relajación de los vasos sanguíneos. Al mejorar el flujo de la sangre, también ayuda a prevenir coágulos o daños en los vasos sanguíneos, que deben estar en buen estado para cumplir su función de regular el flujo sanguíneo.
Pero los beneficios del ajo en este caso no solo se deben al efecto anticoagulante, sino también a su efecto vasodilatador. El ajo sirve, a la vez, para eliminar líquidos retenidos por una presión sanguínea alta, haciendo que la presión arterial sea más baja y contribuyendo así al proceso de mejorar el flujo sanguíneo y la circulación.

 3. Ayuda a perder peso: los beneficios del ajo para adelgazar
Como ya hemos dicho, el ajo ayuda a bajar la presión arterial y reduce los niveles de colesterol, dos factores importantes para conseguir perder peso, además de reducir los niveles de azúcar en la sangre.
Por otro lado, ayuda a regular y favorece la digestión, fomentando la secreción y la limpieza de fluidos del estómago. Incluso elimina parásitos intestinales, limpiando el organismo y haciendo todo este proceso más fácil.

4. Anticancerígeno
Los beneficios del ajo no se limitan a combatir los virus y las bacterias, sino también a enfermedades como el cáncer. El elemento estrella que le brinda al ajo muchos de sus efectos beneficiosos, la alicina, también tiene su función para prevenir el cáncer, en especial el cáncer de estómago, esófago, colon y próstata.
Esta molécula es tan potente que incluso puede ser capaz, en algunos casos, de interrumpir el proceso del crecimiento del cáncer, atacando y destruyendo directamente las células del tumor.

5. Piel más bella y más sana
Como en el caso de las propiedades del limón, entre los numerosos beneficios del ajo también se encuentra su capacidad para mejorar la salud de la piel. El secreto está en su poder antioxidante, que facilita el proceso de limpieza y reparación de la piel. También ayuda a regenerar los tejidos, manteniendo la piel mucho más joven y con un aspecto más suave.
Éstos son sólo algunos de los beneficios del ajo y de sus propiedades naturales para mejorar y mantener un buen estado de salud, factor principal para la calidad de vida.
 





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Venezuela: La doble victoria de la Marcha Campesina



 “La lucha se gana luchando”, dice una certera consigna nuestramericana. Es así nomás, y para muestra irrebatible allí está la fuerza que día a día se fue imprimiendo en cada paso de la Marcha Campesina Admirable. Esa iniciativa que desde Portuguesa avanzó hacia Caracas, con el objetivo de poder exponerle al presidente Nicolás Maduro todas sus reivindicaciones.

No sólo lograron lo que se habían propuesto, sino que en la entrevista (transmitida en cadena para toda Venezuela) Maduro los convocó a realizar una profunda “revolución en el campo” y ordenó revisar y regresar todas las tierras que el comandante Hugo Chávez otorgó a los campesinos”. “De forma inmediata”, dijo con voz de mando, y agregó: “Nadie debe desobedecer esta orden”. Pero hubo más: por ejemplo convocar a un Congreso campesino y además atender con toda seriedad las denuncias por el accionar del sicariato al servicio de los latifundistas, que tantas muerte han causado.
Indudablemente se consiguió una doble victoria: la del campesinado que “a pata” recorrió 400 kilómetros y no se vuelve con las manos vacías ni tampoco fueron reprimidos como tan asiduamente ocurría en la Cuarta República, y la del Gobierno y su máxima jefatura que tuvo la flexibilidad suficiente para en momentos difíciles, de guerra económica, sabotaje eléctrico y provocación imperialista, poner el oído y todo el cuerpo en atender la voz del pueblo. “Así es que se gobierna”, se coreó de inmediato y la alegría se dibujó en los curtidos rostros de los presentes.
Se sabe que son gente sufridas los hombres y mujeres que componen los consejos campesinos y los fundos que, es bueno recordarlo, proveen el 70 por ciento de los alimentos que se consumen en todo el territorio. Sin embargo, a pesar de haber sido muchos de ellos los beneficiarios de la política agraria encarada por el Comandante Hugo Chávez, ahora se vieron obligados a denunciar con toda certeza de que por culpa de funcionarios retardatarios y no pocos burócratas y corruptos se vienen produciendo retrocesos injustificables. Sobre todo, porque en esos colectivos del campo, anida la conciencia revolucionaria, y la respuesta desde abajo y a la izquierda hace inevitable caldear la lucha de clases.
Podrá clasificarse a esos protagonistas de practicar un chavismo crítico que a veces pone en guardia a quienes no hacen desde sus cargos lo que exigen las circunstancias, pero jamás de ponerle piedras a la Revolución y mucho menos a sus máximos referentes. Esos, precisamente que no por casualidad los recibieron con todos los honores y les dieron la razón públicamente.
Pero hay otro fenómeno muy positivo que surgió a propósito de esta admirada marcha, y es que en cada sitio por donde la misma transcurrió se fueron sumando apoyos y también nuevas demandas. “Nos dimos cuenta que mucha gente nos confiaba sus necesidades y lo hacían desde su convicción de chavistas dispuestos a restearse por este proceso”, comentó uno de los dirigentes campesinos. Es lógico que así sucediera, ya que ellos, casi sin proponérselo, se convirtieron en vanguardia para mover la estantería del cuerpo revolucionario, no a partir de quejarse buscando una salida asistencialista (tan en boga en otros países) sino desde la exigencia de sentirse militantes del legado de Hugo Chávez. Por eso, en todo momento apuntaron a hablar con quienes sienten sus pares a nivel ideológico a sabiendas que no les podían fallar. Lo hicieron primero con Diosdado y finalmente con Nicolás. Se sintieron en familia, discursearon con la fuerza que da el saberse estar en lo cierto en sus demandas. Impresionaron a propios y extraños por su lenguaje de fuerte formación política y social, y al final del encuentro se dieron cuenta que había valido la pena todo el sacrificio físico invertido en tan larga caminata. También percibieron que estaban en lo cierto cuando decidieron lanzarse a la carretera, y lo hicieron a pesar de que fueron ninguneados por casi todos los medios de incomunicación, por encima de aquellos que desde sus púlpitos de obsecuencia predicaban que “esa marcha” le iba a hacer mal a la Revolución, y a contracorriente de los cultores del discurso políticamente “correcto”.
Ahora, más allá de las contradicciones que hay en todos los procesos revolucionarios, se trata de que este doble triunfo sea el comienzo de una nueva etapa que permita “meterle pata” a la caminata que ayude a profundizar la Revolución. Con los campesinos, con los obreros, con las comunas, como pedía Chávez y quiere Maduro. También con quienes están dispuestos a dar la vida para que este necesario escenario bolivariano siga iluminando a los que luchan dentro y fuera de Venezuela.


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